La terapia psicológica puede ser de gran ayuda para abordar diversas dificultades que puedan surgir en la
vida de las personas, como:
- Problemas de relación
- Dificultades en la gestión del estrés
- Dificultades en la gestión emocional
- Problemas de autoestima
- Crisis de vida
- Dificultades para conseguir objetivos vitales.
Todas estas dificultades pueden abordarse en terapia, o bien a través de los diferentes talleres de crecimiento personal que te ofertamos en la consulta de la psicóloga Teresa Pérez en Palma.
La terapia psicológica, también conocida como psicoterapia, es un tratamiento que te ayuda a mejorar tu salud mental y bienestar emocional. A través de diferentes técnicas, un psicólogo te ayudará a comprender tus pensamientos, emociones y comportamientos, y te proporcionará las herramientas necesarias para afrontar las dificultades de la vida de una manera más sana y constructiva.
La terapia psicológica puede ayudarte a superar una amplia variedad de problemas, como:
- Ansiedad y depresión
- Problemas de pareja y familiares
- Dificultades de autoestima
- Trastornos de la alimentación
- Traumas y duelos
- Adicciones
- Problemas de aprendizaje
- Dificultades de control de la ira
- Problemas de sueño
En la terapia psicológica, el psicólogo te dará la oportunidad de hablar de tus preocupaciones en un ambiente seguro y confidencial. Juntos, trabajarán para identificar los problemas que te están afectando y desarrollar un plan de tratamiento personalizado para ayudarte a alcanzar tus objetivos.
Si estás interesado en comenzar con la terapia psicológica, puedes ponerte en contacto con nosotros para concertar una cita informativa. En esta cita, podrás hablar de tus necesidades y objetivos con el psicólogo y determinar si la terapia psicológica es adecuada para ti.
PROBLEMAS EN LAS RELACIONES PERSONALES
En el caso de los problemas de relación, encontramos un gran abanico de situaciones que pueden generarnos malestar. Lo cierto es que las personas aprendemos mucho de nosotros mismos mediante nuestras relaciones con los demás. En la consulta de la psicóloga Teresa Pérez en Palma, puedes recibir ayuda (de forma online o presencial) para establecer relaciones con los demás más armónicas. Asimismo, te recordamos que en nuestra consulta puedes recibir también terapia de pareja y terapia familiar.
No obstante, en ocasiones, algunas personas prefieren acudir solas a consulta, bien porque la otra parte no desea venir a terapia (por ejemplo, en el caso de la pareja), o bien porque la persona prefiere resolver algunas cuestiones primero de manera individual.
Los conflictos interpersonales más frecuentes son:
- Conflictos de pareja o dificultades para tener pareja estable: problemas de comunicación, falta de confianza, celos, diferencias en expectativas y metas, conflictos en la toma de decisiones, falta de empatía, problemas en la vida sexual, entre otros.
- Conflictos familiares: conflictos en la resolución de problemas, diferencias en la manera de criar a los hijos, falta de apoyo emocional, comunicación deficiente, competencia entre los miembros de la familia, falta de límites claros, etc.
- Dificultades en la relación entre padres e hijos: falta de comunicación, conflictos en la autoridad y disciplina, diferencias en la manera de educar, falta de tiempo dedicado a los hijos, sobreprotección o problemas en la relación padres-hijos.
- Problemas con los compañeros de trabajo: falta de comunicación, conflictos en la toma de decisiones, competencia entre colegas, falta de colaboración, problemas de liderazgo, diferencias en la manera de trabajar.
- Conflictos con las amistades: falta de comunicación, diferencias en intereses y valores, falta de confianza, falta de lealtad, conflictos por envidias y celos, falta de apoyo emocional, entre otros.
- Dificultades para hacer amigos: timidez, falta de habilidades sociales, dificultad para establecer vínculos emocionales, falta de confianza en uno mismo, miedo al rechazo o falta de oportunidades para conocer personas nuevas.
- Miedo a hablar en público: se origina en el temor al rechazo o al juicio de los demás. Produce inseguridad y falta de confianza en uno mismo al exponerse ante un grupo de personas. Este miedo puede limitar la expresión personal y la capacidad de desenvolverse con naturalidad en situaciones sociales o profesionales.
- Miedo a la evaluación de los demás: se basa en el temor a ser juzgado de manera negativa, a sentir vergüenza o a no ser aceptado por los demás, lo que puede generar ansiedad y afectar las relaciones interpersonales.
En general, podemos tener conflictos interpersonales con los demás por las siguientes causas:
- Falta de comunicación: Cuando las personas no se comunican de manera efectiva, pueden surgir malentendidos, conflictos y resentimientos en las relaciones.
- Falta de empatía: La incapacidad para entender y ponerse en el lugar del otro puede generar problemas en las relaciones interpersonales.
- Conflictos de poder: Cuando una persona intenta dominar o controlar a la otra, puede surgir un desequilibrio en la relación y generar tensiones.
- Celos y desconfianza: La falta de confianza en la pareja o en los amigos puede generar problemas de inseguridad y conflictos en la relación.
- Dependencia emocional: Cuando una persona depende demasiado de otra para su felicidad y bienestar, puede generar problemas de independencia y autonomía en la relación.
- Problemas para poner o respetar límites: La falta de límites claros en las relaciones puede generar confusiones y conflictos sobre lo que es aceptable y lo que no lo es.
- Faltas de respeto: La falta de respeto hacia las opiniones, creencias o sentimientos de otra persona puede generar conflictos y deteriorar la relación.
- Falta de compromiso: Cuando una persona no está dispuesta a comprometerse en la relación o a cumplir con sus responsabilidades, puede generar problemas de confianza y estabilidad. Asimismo, podemos experimentar malestar cuando percibimos falta de compromiso por parte de los demás, ya sea en el ámbito laboral o personal.
- Problemas de manejo de emociones: La incapacidad de controlar las emociones, como la ira o la tristeza, puede generar conflictos en las relaciones y dificultar la comunicación efectiva.
- Diferencias culturales o de valores: Cuando las personas tienen diferencias significativas en sus valores, creencias o formas de vida, puede generar conflictos y dificultar la convivencia en la relación.
En definitiva, y a modo de resumen, en el ámbito interpersonal, los objetivos que se pueden trabajar en terapia pueden ser:
- Mejorar la comunicación, adquiriendo habilidades de escucha activa y comunicación asertiva.
- Aprender a establecer límites sanos.
- Promover la empatía y la comprensión mutua.
- Expresar los propios deseos y necesidades de manera asertiva.
- Adquirir o mejorar la competencia en habilidades sociales (por ejemplo, iniciar y mantener conversaciones, decir que no, practicar la escucha activa, etc.).
GESTIÓN DEL ESTRÉS
GESTIÓN DEL ESTRÉS
Desde un punto de vista evolutivo, el estrés es una respuesta natural del organismo ante situaciones que son percibidas como amenazantes o desafiantes (Lazarus y Folkman, 1986). En la evolución de los seres vivos, el estrés ha sido una herramienta adaptativa que ha permitido a los organismos hacer frente a situaciones de peligro o de cambio brusco en el entorno.
Sin embargo, cuando el estrés se prolonga en el tiempo o se experimenta de forma crónica, puede tener efectos negativos en la salud física y mental. El estrés crónico puede debilitar el sistema inmunológico, aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, trastornos gastrointestinales, ansiedad, depresión y otros problemas de salud. En la consulta de la psicóloga Teresa Pérez en Palma puedes recibir ayuda (de manera online o presencial) para gestionar tus niveles de estrés de una manera eficaz.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en España, el 25% de la población adulta sufre estrés en niveles moderados o altos, y el 35% de las bajas laborales están relacionadas con problemas de estrés. Además, un estudio realizado por la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) encontró que las mujeres tienen un mayor riesgo de sufrir estrés que los hombres, con una prevalencia del 29% en mujeres frente al 21% en hombres.
Como se ha mencionado al inicio de este apartado, el estrés psicológico es una respuesta emocional y fisiológica ante situaciones que son percibidas como amenazantes o desafiantes para el individuo. Este concepto implica que el estrés no reside únicamente en la situación en sí misma, sino en la interpretación que la persona hace de ella. Es decir, dos personas pueden vivir una misma situación y cada una dar un significado totalmente distinto a esa misma circunstancia.
Las causas más frecuentes de estrés pueden ser tanto externas como internas. Las externas incluyen situaciones laborales, relaciones interpersonales conflictivas, problemas económicos, enfermedades, entre otras. Mientras que las internas pueden ser pensamientos negativos, autoexigencia excesiva, miedo al fracaso, entre otros. Asimismo, podemos observar distintos tipos de estresores en función de su impacto sobre la persona, estos pueden ser: agudos (eventos puntuales que generan estrés) o crónicos (situaciones que se prolongan en el tiempo y generan estrés continuo).
¿Cómo puedo saber si padezco estrés?
El estrés puede manifestarse de tres maneras y en cada persona puede tener más peso, una vía sobre otra (por ejemplo, hay personas que tienen muchos síntomas físicos de ansiedad y otras que prácticamente no tienen, pero sobre piensan mucho):
- Síntomas físicos: esta condición se relaciona con síntomas corporales como dolores de cabeza, dolores musculares, problemas digestivos, sudoración excesiva, insomnio, entre otros. En la consulta de la psicóloga Teresa Pérez en Palma puedes aprender técnicas de respiración, relajación o mindfulness (de manera online o presencial) que te ayuden a combatir los síntomas físicos de estrés. Asimismo, puedes recibir orientación para implementar y mantener hábitos de salud (alimentación y ejercicio físico) que te ayuden a prevenir o lidiar con el estrés.
- Manifestaciones cognitivas: se refieren a los pensamientos negativos, dificultad para concentrarse, problemas de memoria, falta de claridad mental, rumiación, entre otros. En la consulta de la psicóloga Teresa Pérez en Palma puedes aprender técnicas (de manera online o presencial) que te ayuden a tener pensamientos más nutritivos y a controlar tus pensamientos negativos. Esto se consigue gracias a técnicas propias de la Terapia de Aceptación y Compromiso, de la Terapia Cognitivo-conductual, técnicas de mindfulness y atención plena, así como el establecimiento de límites claros y aprender a priorizar tareas para evitar la sobrecarga mental, entre otros.
- Manifestaciones comportamentales: se relacionan con cambios en el comportamiento de la persona, como comer por ansiedad, mostrarse irritable, el comportamiento agresivo, el aislamiento social, el consumo de sustancias como alcohol o drogas, entre otros. Para gestionar adecuadamente las manifestaciones comportamentales del estrés, es importante buscar apoyo emocional, establecer límites saludables y aprender a comunicar eficazmente las necesidades y emociones. Asimismo, es esencial aprender nuevos comportamientos que nos ayuden a lidiar con el estrés de manera más adaptativa y constructiva.
Por otro lado, cabe mencionar que el estrés es un fenómeno multidimensional que cuenta con un sustrato biológico que no debemos ignorar. En este sentido, a nivel fisiológico, el principal protagonista es el sistema nervioso autónomo, que se divide en simpático y parasimpático. Cuando una persona experimenta estrés, se activa la respuesta de «lucha o huida» del sistema nervioso simpático, lo que provoca la liberación de hormonas como el cortisol y la adrenalina que preparan al cuerpo para afrontar la situación de estrés.
El cortisol es una hormona producida por las glándulas suprarrenales en respuesta al estrés. Cuando una persona experimenta estrés, ya sea físico o emocional, las glándulas suprarrenales liberan cortisol en el torrente sanguíneo. Esta hormona desempeña un papel importante en la cascada fisiológica del estrés, ya que ayuda al cuerpo a responder y adaptarse a situaciones estresantes. Algunas de las funciones del cortisol en respuesta al estrés incluyen aumentar los niveles de glucosa en sangre para proporcionar energía rápida a los músculos, suprimir el sistema inmunológico para priorizar la respuesta de lucha o huida y regular la presión arterial.
Sin embargo, el exceso de cortisol en el cuerpo durante períodos prolongados de estrés, puede tener efectos negativos en la salud, como supresión del sistema inmunológico, aumento de peso, trastornos del sueño, ansiedad, depresión, etc.
En este sentido, si la situación de estrés se prolonga en el tiempo, la persona puede experimentar consecuencias negativas a nivel psicológico y físico. Estas consecuencias son:
- A nivel psicológico:
- Ansiedad y depresión: El estrés crónico puede aumentar el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad y depresión.
- Problemas de sueño: El estrés puede interferir con la calidad del sueño, provocando insomnio, dificultad para conciliar el sueño o despertares frecuentes durante la noche.
- Irritabilidad y cambios de humor: El estrés crónico puede hacer que las personas se sientan más irritables, malhumoradas o reactivas emocionalmente.
- Dificultades de concentración y memoria: El estrés puede afectar la capacidad cognitiva y hacer más difícil concentrarse, recordar información o tomar decisiones.
- A nivel físico:
- Problemas cardiovasculares: El estrés crónico puede aumentar el riesgo de enfermedades del corazón, como la hipertensión arterial, el infarto de miocardio o los accidentes cerebrovasculares.
- Trastornos gastrointestinales: El estrés puede causar problemas digestivos, como dolor abdominal, diarrea o estreñimiento.
- Alteraciones del sistema inmunológico: El estrés crónico puede debilitar el sistema inmunológico, aumentando el riesgo de infecciones y enfermedades.
- Dolores musculares y tensiones: El estrés puede causar tensión muscular y dolor en el cuello, espalda o en otras partes del cuerpo.
En la consulta de la psicóloga Teresa Pérez en Palma puedes recibir ayuda (de manera online o presencial) para prevenir el estrés y para gestionarlo de manera eficaz. La implementación de estrategias que te ayuden a lidiar con las diferentes manifestaciones del estrés puede ayudarte a prevenir todos los problemas que este trae consigo a largo plazo.
ANSIEDAD
La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante una situación de peligro o de estrés. Es una emoción que nos alerta sobre posibles amenazas y nos prepara para enfrentarlas o evitarlas. Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve excesiva, prolongada y se presenta de manera desproporcionada a la situación real, puede convertirse en un trastorno que interfiere en la vida diaria de la persona. En la consulta de la psicóloga Teresa Pérez en Palma puedes recibir ayuda (de manera online o presencial) para gestionar tu ansiedad.
Según el Informe de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), la ansiedad es uno de los trastornos mentales más comunes en España. Según este informe, se estima que aproximadamente el 20% de la población española sufre de ansiedad en algún momento de su vida. Además, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la ansiedad es la segunda causa de consulta en atención primaria en España.
En cuanto a las diferencias por género, se ha observado que las mujeres tienen una mayor prevalencia de trastornos de ansiedad que los hombres, aunque los hombres tienden a buscar menos ayuda profesional para tratar este tipo de trastornos. En términos de edad, se ha observado que la ansiedad es más común en personas de entre 25 y 50 años, aunque también puede afectar a personas de todas las edades.
Los síntomas de ansiedad pueden ser físicos, cognitivos y de comportamiento. Entre los síntomas físicos más comunes se encuentran palpitaciones, sudoración, temblores, dificultad para respirar, tensión muscular, malestar gastrointestinal, entre otros. A nivel cognitivo, la ansiedad puede manifestarse a través de pensamientos negativos, preocupaciones constantes, dificultad para concentrarse, sensación de irrealidad. En el aspecto de comportamiento, la persona puede presentar irritabilidad, inquietud, evitación de situaciones que le generen ansiedad, entre otros.
Es importante diferenciar entre ansiedad y estrés, ya que aunque ambos están relacionados, el estrés es una respuesta inmediata y temporal ante una situación estresante, mientras que la ansiedad puede manifestarse de manera más prolongada e intensa. El estrés se puede transformar en ansiedad cuando la situación estresante se prolonga en el tiempo o cuando la persona no logra hacer frente de manera efectiva a la situación.
Existen diversos factores biológicos que influyen en la vulnerabilidad a padecer ansiedad a nivel hormonal y genético. En primer lugar, se sabe que los niveles de hormonas como el cortisol, la adrenalina y la noradrenalina pueden estar desregulados en personas con ansiedad, lo que puede aumentar la sensación de angustia y nerviosismo.
A nivel genético, se ha identificado el gen SLC6A4, que controla la recaptación de serotonina en el cerebro, como uno de los genes implicados en la predisposición a desarrollar trastornos de ansiedad. Las variaciones en este gen pueden afectar la disponibilidad de serotonina en el cerebro, lo que a su vez puede influir en el estado de ánimo y la ansiedad.
Desde un punto de vista epigenético, es importante tener en cuenta que los factores ambientales también pueden influir en la expresión de genes relacionados con la ansiedad. Por ejemplo, experiencias traumáticas, estrés crónico o malos hábitos de vida pueden activar o desactivar genes implicados en la regulación del estrés y la ansiedad. En otras palabras, los últimos estudios en epigenética nos indican que diferentes factores pueden «apagar» o «encender» diferentes genes, lo que puede tener un impacto en nuestra salud y en la forma en que nuestro cuerpo funciona. Por eso, es indispensable atender y mejorar nuestro funcionamiento a nivel psicológico.
Para lidiar con la vulnerabilidad genética a la ansiedad desde un enfoque epigenético, es importante adoptar un estilo de vida saludable que promueva el bienestar emocional, como una dieta equilibrada, ejercicio regular, técnicas de relajación y manejo del estrés, y contacto social. Además, la terapia cognitivo-conductual y otras intervenciones psicológicas pueden ser útiles para aprender a manejar los síntomas de ansiedad y mejorar la calidad de vida.
Cuando no aprendemos a gestionar nuestra ansiedad, podemos experimentar distintas alteraciones. En este sentido, las consecuencias de la ansiedad pueden ser diversas, afectando la salud física y mental de la persona. Puede generar problemas de sueño, alteraciones en el apetito, problemas cardiovasculares, trastornos de ansiedad, depresión, entre otros.
Existen diversos trastornos mentales relacionados con la ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada, fobias, trastorno de pánico, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de estrés postraumático, entre otros.
El tratamiento de la ansiedad puede incluir terapia psicológica, como la terapia cognitivo-conductual, y en algunos casos se puede recurrir a la medicación. Es importante contar con un diagnóstico adecuado para determinar el tratamiento más adecuado para cada persona.
El pronóstico de la ansiedad suele ser favorable si se busca ayuda profesional y se sigue el tratamiento recomendado. Con un abordaje adecuado, la persona puede aprender a manejar la ansiedad y mejorar su calidad de vida.
PROBLEMAS DE AUTOESTIMA
Según Claudio Naranjo, la autoestima es la capacidad de sentirse valioso, digno y competente, independientemente de lo que los demás piensen de uno mismo. Es la percepción que tenemos de nuestra propia valía y de nuestras capacidades para enfrentar los desafíos de la vida.
Las personas con baja autoestima suelen presentar síntomas como inseguridad, falta de confianza en sí mismas, necesidad constante de aprobación de los demás, miedo al fracaso, dificultades para establecer límites sanos en sus relaciones interpersonales, autocrítica excesiva y dificultad para aceptarse tal como son.
Contacta con nosotros si deseas evaluar tu grado de autoestima o mejorarla. Para ello, en la consulta de la psicóloga Teresa Pérez en Palma puedes acudir a talleres de crecimiento personal, o bien acudir a terapia infantil o terapia para adultos (de manera online o presencial en Palma).
Según datos obtenidos de un estudio realizado por la Fundación Española para la promoción y el desarrollo científico y profesional de la Psicología (Psico fundación), se estima que alrededor del 60% de la población española sufre problemas de autoestima en mayor o menor medida. Además, un informe realizado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) reveló que el 25% de los jóvenes españoles tiene una autoestima baja, lo que puede tener consecuencias negativas en su desarrollo personal y social.
La baja autoestima puede tener diversas consecuencias en la vida de las personas, como dificultades en las relaciones interpersonales, falta de motivación para lograr metas personales o profesionales, depresión, ansiedad, trastornos alimenticios, adicciones, entre otros.
Las personas con baja autoestima son más vulnerables a desarrollar problemas psicológicos LINKEAR AL APARTADO DE SERVICIOS “TERAPIA PARA ADULTOS” como la depresión, la ansiedad, los trastornos de la personalidad, la baja autoeficacia y la baja resiliencia emocional. Es importante trabajar en la mejora de la autoestima para prevenir el desarrollo de estos trastornos y promover un bienestar emocional y psicológico adecuado.
Algunos objetivos terapéuticos comunes al trabajar en la autoestima a nivel psicoterapéutico pueden incluir:
- Mejorar la autoaceptación y la autovaloración positiva.
- Desafiar y cambiar creencias limitantes sobre uno mismo.
- Fomentar la confianza en las propias capacidades y fortalezas.
- Promover la autorreflexión y la conciencia de uno mismo.
- Desarrollar habilidades para afrontar el estrés y la adversidad de manera constructiva.
- Fomentar la autocompasión y la autoafirmación.
- Ayudar a establecer límites saludables y asertivos en las relaciones interpersonales.
- Promover la autonomía y la independencia emocional.
- Fomentar la resiliencia emocional y la capacidad de adaptación.
- Mejorar la autoestima como parte integral del bienestar emocional y psicológico global.
CRISIS VITALES
Una crisis vital puede ser desencadenada por una serie de situaciones adversas o cambios significativos en la vida de una persona, tales como la pérdida de un ser querido, divorcio, despido laboral, enfermedad grave, problemas económicos, entre otros. Estas situaciones pueden generar un profundo impacto emocional y psicológico en la persona, llevándola a experimentar una crisis vital.
Para averiguar si estás experimentando una crisis vital, es importante prestar atención a ciertos síntomas e indicadores en tu vida y funcionamiento a nivel psicológico, tales como cambios en el estado de ánimo, dificultades para dormir, irritabilidad, falta de concentración, pérdida de interés en actividades que solían gustarte, entre otros.
En situaciones de crisis vital, puede ser beneficioso acudir a terapia psicológica, ya que un profesional de la salud mental podrá ayudarte a gestionar y superar la situación, brindándote apoyo emocional, herramientas para afrontar el problema y estrategias para mejorar tu bienestar psicológico. En la consulta de la psicóloga Teresa Pérez puedes recibir ayuda si estás atravesando una crisis vital. Puedes recibir orientación (de manera online o presencial) para ordenar tus ideas, establecer prioridades, escoger tus objetivos y establecer estrategias para lograr tus objetivos.
Las crisis vitales sin una realidad. De hecho, el Instituto Nacional de Estadística (INE), un estudio realizado en 2016, reveló que aproximadamente el 50% de los españoles experimentan al menos un evento significativo o crisis vital a lo largo de su vida. Estas situaciones pueden tener un impacto negativo en la salud mental y el bienestar de las personas, por lo que es importante buscar ayuda profesional cuando sea necesario.
Cuando se trata de abordar las crisis vitales en psicoterapia, los objetivos terapéuticos suelen centrarse en ayudar al individuo a gestionar de manera saludable y adaptativa las emociones y pensamientos que surgen durante este período de transición. Algunos de los objetivos terapéuticos comunes incluyen:
- Identificar y comprender las causas subyacentes de la crisis: ayudar al individuo a explorar y comprender las razones por las que ha surgido la crisis vital, ya sea a nivel personal o de contexto, interno o externo.
- Desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas: apoyar al individuo en la identificación y práctica de diversas estrategias para hacer frente a la crisis, como la regulación emocional, la gestión del estrés o la resolución de problemas.
- Fomentar la resiliencia: trabajar en el fortalecimiento de la capacidad del individuo para adaptarse y recuperarse de la crisis, desarrollando la resiliencia emocional y psicológica.
- Fomentar la autoestima y la autoaceptación: ayudar al individuo a reconstruir una imagen positiva de sí mismo, promoviendo la autoaceptación y la autoestima durante este período de cambio.
- Potenciar el crecimiento personal y la autoexploración: animar al individuo a aprovechar la crisis como una oportunidad de crecimiento personal, explorando nuevas perspectivas, valores y metas vitales.
En este ámbito, es habitual que sea necesario abordar con la persona la consecución de objetivos vitales. En este sentido, los objetivos terapéuticos pueden incluir:
- Establecer metas claras y alcanzables: ayudar al individuo a identificar y definir objetivos personales y profesionales específicos que sean realistas y motivadores.
- Eliminar obstáculos y barreras internas: explorar y superar las creencias limitantes, los miedos y los patrones de comportamiento que puedan estar impidiendo al individuo alcanzar sus objetivos.
- Fomentar la motivación y la perseverancia: trabajar en el fortalecimiento de la motivación intrínseca del individuo y en el desarrollo de la capacidad para mantenerse enfocado y perseverante en la consecución de sus metas.
- Mejorar la planificación y la gestión del tiempo: apoyar al individuo en la creación de un plan de acción con pasos concretos y realistas, así como en el desarrollo de habilidades de organización y gestión del tiempo.
- Fomentar el autoconocimiento y la autorreflexión: promover la exploración de los valores personales, las fortalezas y debilidades, y las preferencias individuales para facilitar la toma de decisiones alineadas con los objetivos vitales del individuo.
En definitiva, en situaciones de crisis de vida o en el establecimiento de objetivos vitales, el foco se pone en afrontar el cambio, encontrar un nuevo sentido de vida y desarrollar la resiliencia. Para ello es necesario identificar las barreras internas y externas, desarrollar un plan de acción y fortalecer la motivación y la perseverancia. Para ello, se pueden emplear técnicas como la terapia narrativa, la terapia de aceptación y compromiso, el establecimiento de metas SMART, el trabajo en creencias limitantes o técnicas de reformulación de ideas propias de la terapia cognitivo-conductual.